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Guerra ruso-ucraniana: ¿qué efecto tiene en la cadena de suministro?

El 24 de febrero del 2022, las tropas rusas invadieron Ucrania tras meses de tensión política. El mundo estaba aún concentrado en subsanar los daños que ocasionó la pandemia por Covid-19: la incertidumbre con respecto a los precios, traslado y escasez de ciertos productos continuaba existiendo. Sin embargo, el conflicto bélico, sin llegar a ser absolutamente catastrófico para la economía mundial, sí afectó la cadena de suministros, la logística internacional y el mercado de materias primas. ¿Cuáles son las industrias más perjudicadas?

En primer lugar, la industria agrícola y alimenticia. Europa depende enormemente de ambas naciones en cuanto a fertilizantes y productos para la agricultura. Esto influyó hondamente los precios de los alimentos, los cuales aumentaron considerablemente. De hecho, el índice de precios llegó a su nivel más alto desde el 2005. Los cereales de Ucrania y de Rusia representan más del 50% de la producción de la zona. La producción disminuyó considerablemente y esto significa escasez, o sea, alza de precios. No solamente sucedió en Europa: el conflicto afectó la canasta básica a nivel mundial. Es un efecto dominó: suben los precios de una cosa y aumentan el costo de la siguiente en la cadena.

En segundo lugar, la economía. Los eventos como la pandemia, la invasión y las tensiones geopolíticas internacionales han elevado las tasas de interés en el mundo. La pandemia ya había alterado el suministro de ciertas materias primas: la invasión rusa sumó a estos problemas prexistentes. Muchas cosas dependen de estas materias primas y del gas, el cual comentaremos en el siguiente apartado; esto provoca un aumento de precios sostenido y generalizado, es decir, inflación.

En tercer lugar, hablaremos del gas natural. Europa depende, en gran medida, del gasoducto Nord Stream, cuya salida se encuentra en Rusia. Las diferentes sanciones económicas a Rusia han causado interrupciones en el suministro. Por esta razón, los precios del gas natural aumentaron entre un 120 y un 130%. A esto le sumamos también que el precio del carbón incrementó hasta un 97% en ciertas zonas. Si el carbón y el gas suben, todo sube. Nos encontramos en un punto de quiebre: se necesitan soluciones prontas.

La realidad es que no existe una seguridad con respecto a cuándo parará la guerra. La pandemia nos enseñó a ajustarnos a ciertos conflictos en la cadena de suministro, pero es urgente modificar nuestros planes de producción y el uso que le damos a ciertas materias primas. En un mundo globalizado, las acciones en un país lejano pueden damnificar profundamente las experiencias que se están viviendo en otro.

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